La vida de los sirios se ha tornado sombría, triste y sumamente peligrosa. Sus pertenencias han quedado atrás y la vida de trabajo ha cambiado radicalmente. Homs es una de las ciudades en las que la resistencia hacia Bashar Al Assad ha sido firme, aunque la ciudad ha sido la más castigada durante la guerra y la población civil duramente reprimida.
Una nueva forma de aterrorizar a la población y hacerla a un lado es la quema de los campos de trabajo por parte del ejército de Al Assad.
Muchos de los granjeros a los que les han quemado sus campos han huido del lugar, aunque eso signifique que se queden sin fuentes de trabajo, sin casa y sin sus recuerdos.
El régimen de Al Assad afirma que es la oposición la que ha utilizado la política de tierra arrasada, aunque los pobladores aseguran que es el ejército gubernamental el que los ha reprimido y asesinado.
Aproximadamente 25 organizaciones agrícolas han desaparecido desde que la guerra comenzó.
Los agricultores piensan que para evitar más protestas el gobierno los dejará sin alimento para que no vuelvan a manifestarse en contra.
EL PEPO