Eric David Montero

@ericdmontero

“Nocturno de celaje deslumbrante, tu encanto rememoro a cada instante; romance del momento en que viviera con el alma iluminada, descubriendo en tu mirada un amor que nadie tuvo para mí” -Musitó la mujer al unísono con la vieja grabadora donde suenan los versos y las notas de “Fatalidad”, una de las canciones que hicieran famoso al desaparecido JJ. Los arpegios le hicieron recordar sus años de juventud que entregó a un hombre 10 años mayor que ella, con la ilusión de que sería muy feliz-.

“Fatalidad signo cruel, en su rodar se llevo el más valioso joyel que tu querer me brindó el calor permanente de un cariño, que ávido como un niño de ti tanto esperé” -Aguantó por un momento las lágrimas y siguió preparando la comida que casi parecía cena pues ya pasaban las seis de la tarde. Por unos segundos dejó de picar las verduras que echaría al caldo, y dejó la mirada clavada en la ventana, dio un suspiro y continuó con la labor monótona de un ama de casa. En su figura se notaba el cansancio de realizar siempre las mismas labores del hogar sin recibir alguna ayuda-.

“¿Porqué te fuiste mujer como un sueño fugaz?, dejando en todo mí ser una ansiedad pertinaz. Ahora espero en las noches tu regreso al sitio donde un beso fue chispa de mi fe” -Cada que sale a la calle envidia a los adolescentes que sin pudor alguno se manosean, quisiera regresar a esa edad para disfrutar de nuevo las pasiones del amor de juventud y sin que por la mente le pasara que terminaría amargada y triste.

“Esta noche tengo ganas de buscarla, de borrar lo que a pasado y perdonarla ya no me importa el que dirán y de las cosas que hablaran total la gente siempre habla”. – El reproductor pasó a la siguiente canción, olvidó el caldo hirviendo y sacó el aguardiente de caña para servirlo en  un vaso que bebió como agua. Estuvo a punto de vomitarlo, pero aguantó las ganas; después vino el segundo trago que raspó menos, y le quitó el dolor de cabeza; al tercero se le dibujó una sonrisa y volvió a servirse…

“Cielo mío ¿porque me dejas llorando?, no te olvides de mi amor si tú bien sabes que tenerte es mi ambición” – Tomó copa tras copa hasta que acabó de sonar la voz de Julio Jaramillo en la grabadora, el caldo de pollo se consumió y los cuadros de verduras quedaron en la tabla. Ella terminó dormida en la mesa ahogada en llanto y alcohol, maldiciendo su destino y renegando de la vida aburrida que le tocó vivir, sólo aquel ruiseñor sabía de decepciones amorosas, por eso eligió su música para emborracharse hasta como nunca en sus 60 años.

¡Sol de mi vida!…

Fui un fracasado,

y en mi caída busqué el echarte a un lado.

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