Beatrix G. de Velasco
¿Pueden imaginar una escena pornográfica entre el pato Donald y Daisy o entre Lorenzo y Pepita? Las Tijuana Bibles eran pequeñas publicaciones que contenían este tipo de dibujos, la mayoría de los personajes que aparecían en las páginas dominicales de los periódicos protagonizaron este tipo de cómics. Sucias, clandestinas, irreverentes, baratas y divertidas, circularon por décadas en el underground de los Estados Unidos deleitando a un sinnúmero de adolescentes y caballeros quienes las leían a escondidas; ahora se han vuelto valiosas y objeto de colección.
Su controvertido nombre, Tijuana Bible, se debía a que el formato era pequeño (10 x 15cm) como una Biblia pero su contenido era perverso y prohibido, como Tijuana (que para los estadounidenses en ese momento era la ciudad del pecado). Estos libritos también se conocieron como: Eigth Pagers, Two-by-Fours, Grey Backs, Bluesis o simplemente Fuck Books, entre otras acepciones. Pasando de mano en mano, de manera clandestina y por los barrios bajos de ciudades como Nueva York, San Francisco y Chicago las Tijuana Bibles circularon desde los años treinta hasta finales de los cincuenta teniendo su apogeo durante la Gran Depresión.
Pero no sólo los personajes de los funnies dominicales protagonizaron aventuras sexuales, no, existía toda una gama de personalidades que iban desde Clark Gable hasta el mismísimo Hitler. Las Tijuana tenían categorías, Bob Adelman en su libro Tijuana Bibles: Art and Wit in America’s Forbidden Funnies, 1930s-1950s menciona las siguientes:
Our Fellow Americans: los protagonistas estaban inspirados en la gente común como amas de casa o vendedores de cosméticos y las aventuras sucedían en el metro, la calle o la casa de la vecina. Éstas eran incluyentes pues aparecía gente de diferentes etnias como los chinos o los negros, que en ese momento se incorporaban a la vida activa y social de las ciudades (hasta Aunt Jemima tuvo la suya).
Villanos: extraña clasificación para una publicación de tintes pornográficos, sin embargo en los años treinta y cuarenta (en plena Guerra Mundial) personalidades como Musolini y Hitler gozaban de gran popularidad, lo extraño es que pudieran despertar deseos sexuales en alguien. Villanos del viejo oeste como Jesse James y hasta mafiosos como Al Capone motivaron a los editores de estas revistas para hacerles su propia aventura (¿se imaginan, en la actualidad, un cómic pornográfico inspirado en “El Chapo” Guzmán?) como mencioné anteriormente, las Tijuana Bibles eran de lo más incluyente.
Odds and ends: esta es la categoría más abierta pues aparecen todo tipo de prácticas sexuales, desde relaciones lésbicas hasta bestialidad. Orgías, máquinas y dispositivos para el placer sexual, sadomasoquismo, sexo con animales y otras linduras adornaron las páginas monocromas de las Tijuana Bibles. También aparecían personajes de las tiras cómicas dominicales pero con tintes más
En la década de los sesenta, con la llegada de la revolución sexual y de autores como Robert Crumb estas revistas perdieron popularidad y dejaron de circular. Sin embargo son consideradas antecedente del cómic para adultos (comix) y de otros géneros como el hentai. En nuestro país tenemos nuestras propias historietas pornográficas, el Libro vaquero es el representante más popular y que sigue vigente, sin embargo éste será tema de otro Pop Crime.
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Sitio oficial: Tijuana Bibles