Lado B
Utopía
 
Por Lado B @ladobemx
02 de enero, 2012
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Mayeli Sanchez Martinez *

Yo fui a la revolución, yo fui

Yo fui a la revolución a luchar por el derecho,

a sentir sobre mi pecho una gran satisfacción

mas hoy vivo en un rincón, cantándole a mi amargura

pero con la fe segura y anunciándole al destino

que es el hombre campesino

nuestra esperanza futura.

Luna negra, negra luna, ¡negra! Color de tu madre

Luna negra, negra luna, ¡negra! Color de tu madre

Color de tu madre, color de tu madre

Luna negra (Don Aracadio Hidalgo y Los Cojolites).

I. Mirando el cielo

No podemos estar seguros en qué momento de nuestra historia evolutiva empezamos a ver a la Luna, sin embargo sabemos que desde Groenlandia hasta la Patagonia los hombres realizan rituales ante la luna nueva.

Los ciclos lunares nos permiten encontrarnos en los ritmos de la naturaleza, que en combinación con los ciclos que tenemos en torno al sol hicieron posible la agricultura, actividad con la que la humanidad cambió todo su sino.

Pensando en la extraña influencia que sentimos ante la Luna no resulta raro que Galileo dirigiera su telescopio para poder estudiarla y gracias a este nuevo artefacto fuera el primero en dibujar la sombra de sus cráteres. Y pese a todos los años que la hemos estudiado continúa teniendo misterios, por ejemplo su origen. Pensamos que tal vez es hija de la tierra y un cuerpo celeste del tamaño de Marte que se impactó contra ella, eso explicaría las similitudes y diferencias que la Luna posee con la Tierra.

El pasado sábado 3 de diciembre 2 mil 753 telescopios en el territorio mexicano voltearon a ver simultáneamente a la luna, cerca del 10% de ellos se encontraba en el estado de Puebla. Esa noche hasta el Gran Telescopio Milimétrico, ubicado en la cima del Volcán Sierra Negra de Puebla, dirigió su mirada a la Luna en solidaridad con todos los participantes de lo que se llamó “El reto México”, y que buscaba establecer un nuevo récord Guinness que nos constituiría como el país con “LA MAYOR CANTIDAD DE PERSONAS OBSERVANDO EL MISMO OBJETO AL MISMO TIEMPO A TRAVÉS DE UN TELESCOPIO”.

Esa noche, al pie de las pirámides observando la escena no pude evitar conmoverme, considerando la crisis socio-ambiental que vivimos el que por un segundo aún podamos detenernos a mirar el cielo fue como vivir una utopía.

II. La crisis del sistema

Carl Sagan en la serie de documentales Cosmos concluye con una reflexión titulada ¿Quién habla por la tierra? En ella plasma su preocupación por la crisis civilizatoria, alerta sobra los riesgos de una guerra nuclear y la posibilidad de la extinción de la especie humana. Para Sagan la vida continuaría después, los reptiles en su evolución podrían generar un cerebro complejo nuevamente, incluso en otros mundos podrían haber seres observando el cosmos, pero nunca más el hombre podría formar parte de esto. Al soñar futuros se pregunta que probabilidad tiene el hombre de seguir existiendo 100 años más, calcula menos del 1%, entonces hace un llamado a todos los hombres y mujeres, explica que nadie puede sentir que no le corresponde actuar y pregunta ¿acaso no vale la pena?

Actualmente las armas nucleares continúan siendo un problema al que se suma el colapso ambiental que se hace cada vez más evidente.

Por ejemplo en la región del ártico se detectó que se está perdiendo el permafrost, conocido también como hielo permanente. Una de las consecuencias es que se están liberando los gases que se encontraban almacenados debajo de él. El científico ruso Igor Semiletov reportó este mes al menos cien fumarolas de metano, un gas 20 veces más poderoso que el dióxido de carbono en la generación del efecto invernadero. Un escenario posible es que con la liberación de metano el impacto sobre el clima sea 2.5 veces más de lo que se había predicho.

Otro dato igual de alarmante es que este año el observatorio Mauna Loa, en Hawai, Estados Unidos, midió 387 partes por millón de CO2 en la atmósfera, lo que significa un aumento del 40% desde que se inició la revolución industrial y la cifra más alta de los últimos 650000 años.

No obstante las evidencias, en Durban, durante la celebración de la conferencia de las partes de naciones unidas (COP) XVII, 250 “representantes” del “mundo” decidieron en base a intereses puramente económicos.

Ellos acordaron extender el periodo de vigencia del protocolo de Kioto, que desde su nacimiento era un convenio totalmente deficiente ante la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Afuera el clamor que nació en Copenhague en 2010 seguía vigente “cambiemos el sistema, no el clima”. El día domingo 3 de diciembre de 2011 miles de personas marchaban en Durban exigiendo «para todos y por siempre».

Los que si lograron avanzar en Durban son aquellos que abogaban por el capitalismo verde, para ellos “si el clima va a cambiar va a cambiar, esto para muchos empresarios no es más que otra oportunidad de negocios”1.

Como ya hemos comprobado muchas veces en nuestra historia para algunos la vida de los más pobres es sacrificable en pro de una economía que sólo favorece a unos cuantos. Las visiones de un Apartheid climático no son descabelladas, basta ver las falsas soluciones que se están impulsando como el mecanismo de “Reducción de emisiones provenientes de la deforestación y degradación de los bosques” (REDD por sus siglas en inglés) que no es más que otra forma en la que en el sistema capitalista se despoja de las tierras para poder usarlas2.

Pocos días después de terminada la COP XVII, Canadá anunció que de forma unilateral decidía retirarse del protocolo de Kioto, el argumento para hacerlo fue que “en época de crisis económica, (Canadá) no pueden permitirse pagar las multas que conlleva el incumplimiento en el recorte de las emisiones, de unos 14 millones de dólares canadienses (10.3 millones de euros)”, en el fondo lo que también está en juego es el poder llevar acabo la extracción de crudo de las arenas bituminosas de Alberta.

¿Podría el capitalismo superar esta crisis? ¿Podría la ciencia y la técnica actual hacer que la especie humana supere el colapso ambiental?

Desde mi perspectiva la respuesta a ambas preguntas es ¡NO! Como dice Enrique Left: el capitalismo se alimenta de naturaleza, el modo en el que se produce todo en este sistema requiere la destrucción de la naturaleza, y seamos claros es su destrucción no su transformación, además de la explotación de los seres humanos y de muchas otras especies.

En el capitalismo verde se omite decir que al comprar un nuevo celular “que usa menos energía y te ayuda a contar tus pasos transformándolos a cuanto ayudas a la naturaleza al caminar y no usar tu auto” también se está comprando la guerra generada para lograr despojar de sus territorios a los pueblos y la devastación de esos territorios al extraer los metales que requieren su construcción3.

La ciencia y la técnica, como toda creación humana, se desarrolla por una comunidad con una ideología bien establecida, las soluciones como las que provienen de la geoingeniería muestran que se trata de salvar al sistema en vez del hombre, los científicos tenemos la tarea de imaginar y construir “una otra ciencia” que cuestione la realidad social existente, sea humilde ante sus conocimientos considerando todos los otros saberes humanos y quiera dejar de formar seres especialistas, una ciencia en la que los humanos dejemos de ser seres particulados y nos ubique como una especie más de este planeta.

III. Seamos realistas pidamos lo imposible

A veces no puedo dormir en la noche, me imagino que el cielo está lleno de nanopartículas vertidas en algún experimento para crear una capa que impida a los rayos del sol seguir calentando la tierra, y que ya no puedo ver más la luna4 ¿qué será de los humanos si ya no puede ver el cielo y darse cuenta que son sólo seres pequeños en este cosmos infinito? ¿cuantos humanos morirán por la guerra, las tormentas, las sequías, el hambre?

Entonces recuerdo que ya no hay tiempo para ser pesimistas y esa vieja frase del 68 me llena el pecho, es hora de pedir lo imposible.

Intuimos que la solución está en el ser radicales, volver a lo fundamental, regresar a la tierra, son los campesinos -y en muchas regiones de Latino América como dice un economista los campesindios- nuestra esperanza futura.

Es hora de encarnar las utopías, y como en todas las utopías lo importante no es el fin, sino divertirnos en el viaje.

* Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología. UNAM.

Acción Directa Autogestiva

1Comentario expresado por un representante del corporativo Siemens en una entrevista realizada por Amy Goodman
2Para más información se puede consultar “REDD: nombres para el despojo” de Silvia Ribeiro en http://www.jornada.unam.mx/2011/05/21/opinion/029a1eco
3Ver por ejemplo: Liam Downey, Eric Bonds and Katherine Clark . 2010. Natural Resource Extraction, Armed Violence, and Environmental Degradation . Organization Environment, 23: 417-445.
4Más información se puede ver en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123210
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