Con una presencia sobria y elegante el Dr. Ruy Perez Tamayoi dictó el jueves 4 de agosto la conferencia “El fin de la Vida” como parte del Seminario de Investigación y Cultura Oscar Sánchez Daza 2011 que se organiza en la BUAP
Mayeli Sánchez Martínez
El Dr. Ruy expone que la postura del médico ante la muerte debe derivarse de una ética médica laica que se rige con base en los objetivos de la medicina. Y define:
Debemos entender por Ética Médica Laica a los principios morales y reglas de comportamiento que controlan y regulan las acciones de los médicos cuando actúa como médico derivados de los objetivos de la medicina, no son la ética general (es decir de todos los seres humanos) la ética trascendental religiosos (válidos para sólo aquellos que profesan la religión).
Para poder llegar a ella el Dr. Ruy expone los objetivos de la medicina:
- Preservar la salud
- Curar o aliviar, en los casos en los que no se puede curar, y siempre apoyar acompañar al paciente
- Evitar las muerte prematuras e innecesarias
- Hombres y mujeres vivan jóvenes y sanos toda su vida y mueran sin sufrimiento y con dignidad lo más tarde que sea posible.
El Dr. Ruy considera que la medicina surgió antes de que Homo sapiens pisara la faz de la tierra caundo algún homínido sintiéndose enfermo e incapaz de valerse por sí mismo pidió ayuda a otro de su misma especie, cuando el homínido interpelado aceptó, se constituyó la medicina, dijo que en ese momento se creó esa relación social que constituye la esencia de la medicina, la relación médico paciente y que no ha cambiado hasta nuestros días. En forma última los objetivos de la medicina derivan de la relación médico paciente.
Considerando lo anterior existirían, de acuerdo con el Dr. Ruy cuatro principios o reglas de comportamiento que le médico debe seguir en su práctica profesional:
- Estudio continuo de la medicina
- Docencia e información del arte médico
- Investigación médica
- Atención integral del paciente
Sobre el segundo apunte el Dr. argumenta que la raíz de la palabra Doctor es del latín docere que significa enseñar, el doctor en su práctica cotidiana debe instruir al paciente y a sus familiares en primera instancia para poder cumplir con su labor, además está obligado a mantener esta actitud con colegas, enfermeras, estudiantes de la medicina y todo aquello que le permita informar a la sociedad y repite: “el médico que no enseña no sólo es un mal médico o un médico malo sino también es un médico no ético”.
Sobre el tercer principio dijo que el Médico debe contribuir en la medida en la que le sea posible a aumentar el conocimiento científico en la que se basa su propia práctica profesional y la de sus colegas, en este caso acota que la tradición y lo anecdótico no forma parte de la medicina científica pero sí de las medicinas alternativas o tradicionales y que estas no deben considerarse en la práctica médica. Considera que el médico no debe dejarse llevar por corazonadas o conocimiento anecdótico, para la medicina sólo tiene cabida el conocimiento científico. Y reitera que el médico que no investiga o no intenta hacerlo no sólo es un mal médico o médico malo sino también es un médico no ético.
Por último expone que el Médico debe dar una atención integral al paciente porque lo que debe atender no es sólo la enfermedad sino todos los padecimientos que incluyen otros tipos de aspectos, incluso psicológicos. El médico para cumplir con su obligación debe involucrarse con su paciente para poder conocerle.
Una de las preguntas obligadas que varios miembros del público tenían en mente sobre cuál sería la postura ética del médico ante el aborto, el Dr. Ruy Pérez contesta que está en total favor de la despenalización del aborto y la libre voluntad de la mujer a decidir sobre su cuerpo.
iEl Dr. Ruy Pérez Tamayo estudió medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se especializó en Patología con el Doctor Isaac Costero, en México, y con los Doctores Gustave Dammin y Laurent V. Ackerman, en los EUA. Fundó y dirigió durante 15 años la Unidad de Patología de la Facultad de Medicina de la UNAM en el Hospital General de México, y durante 10 años el Departamento de Patología del Instituto Nacional de Nutrición. Ha sido Profesor de Patología en la Facultad de Medicina de la UNAM durante más de 50 años. Actualmente es Profesor Emérito de la UNAM y Jefe del Departamento de Medicina Experimental de la misma Facultad en el Hospital General de México. Ha sido Profesor Visitante en las Universidades de Harvard, John Hopkins, Minnesota, Galveston, Yale, Tel Aviv, Madrid y Lisboa, así como en Costa Rica, San Salvador, Panamá, Venezuela, Colombia, Chile y Argentina. Ha publicado más de 150 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales y 39 libros (15 de temas científicos y 24 de ensayos históricos y de divulgación científica). Es Investigador Nacional de Excelencia del Sistema Nacional de Investigadores y desempeña una Cátedra Patrimonial de Excelencia Nivel I. En 1974 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias; en 1979 obtuvo los Premios Luis Elizondo y Miguel Otero; en 1986 el Premio Aida Weis, en 1988 el Premio Rohrer, en 1995 el Premio Nacional de Historia y Filosofía de la Medicina; y en el año 2002 obtuvo la Presea José María Luis Mora. Ha sido miembro del Colegio Nacional desde el 27 de Noviembre de 1980.