Esperamos que estén bien y que hayan disfrutado su fin de semana aunque, en Puebla, estos días han sido bastante duros, por decirlo de alguna manera.
Desgraciadamente, Liliana Lozada no pudo regresar a casa. El cuerpo de la joven, que desapareció el pasado 3 de enero, fue encontrado el viernes en las inmediaciones de la ex Hacienda La Acocota, en los límites entre Atlixco y Huaquechula.
El feminicidio de Liliana es el primero registrado este año, pero es una muestra más de cómo las autoridades en nuestra entidad revictimizan y violan los procesos debidos.
Otro caso lleno de omisiones por parte de las autoridades es el de Alexis Sánchez, un pequeño de apenas tres años que desapareció en un evento escolar el 2 de diciembre de 2021.
Al día de hoy, no hay pistas ni una línea de investigación concreta para el caso. El panorama es aún peor si consideramos que no se activó la Alerta Ámber, pese a que se debe hacer de manera inmediata, ni se siguió el Protocolo adicional para la búsqueda de niñas, niños y adolescentes.
Es probable que ya conozcan el caso del cadáver del bebé que fue encontrado en el Cereso de San Miguel. Y es que esta prisión es una olla de presión sin válvula de escape, explica Samantha Nolasco en su nota al respecto.
Resulta que en San Miguel se organizan servicios de prostitución, se manufacturan y consumen estupefacientes; y hasta hay un sistema de apuestas con perros de pelea. Eso sin contar la gran sobrepoblación que hay en el Cereso.