Como en los tiempos del morenovallato —cuando gobernó el finado Rafael Moreno Valle y su grupo—, hacerle bolita a las respuestas a solicitudes de información se ha vuelto una tradición de la 4T y aliados, incluso de otros partidos que hoy cogobiernan la ciudad.
El pasado 1 de diciembre solicité al Ayuntamiento de Puebla, gobernado por quienes llegaron a corregir el rumbo, información copia de la minuta o acta de la reunión que sostuvieron días antes Karla Martínez y Karina Alcalá, titulares del Instituto de la Juventud y de la Secretaría de Igualdad Sustantiva de Género ambas del municipio de Puebla, con la organización Vida y Familia AC, mejor conocida como Vifac.
La respuesta fue entregada el 12 de enero, mes y medio después. Y en realidad no responde nada, pues una dice que como no tenían aún instalado el Órgano de Gobierno pues no tenían posibilidades de acordar nada jurídicamente (es decir, nada que les implicara una obligación), la otra sólo dice que no hubo acuerdo alguno y con eso dan por atendida la solicitud.
Más allá de la “respuesta”, los documentos ofrecen un dato interesante, los dos se emitieron y firmaron entre el 12 y el 13 de diciembre, pero el Ayuntamiento decidió retrasar la entrega hasta un mes después.
¿Por qué son importantes esas dos reuniones, tal vez se preguntarán? Y eso se los respondo en esta nota: El PAN de Eduardo Rivera y Vifac, una relación de vieja data.
Vifac es, en síntesis, una organización de ultraderecha que, con el argumento de que se dedica a brindar “apoyo para mujeres embarazadas en estado vulnerable”, intenta contener el avance del derecho a decidir de las mujeres sobre sus cuerpos.
El reportaje dice que Vifac y otras organizaciones del estilo en América Latina utilizan “una estrategia que forma parte de la nueva embestida del movimiento ultraconservador que trabaja en la región para contener el avance de los derechos reproductivos de la mujer”.
Por eso es importante conocer a qué acuerdos llegaron, qué agendas impulsarán en conjunto y cuáles son los compromisos del Ayuntamiento de Puebla con dicha organización. Pero el Ayuntamiento dice que no hubo acuerdos. ¿Ustedes le creen? (porque eso parece haberse vuelto esto de la transparencia, un acto de fe) Yo no.
Los retrasos en la entrega de información no se limitan a gobiernos panistas aliados de la 4T poblana, en el Congreso de Puebla controlado por Morena, también hacen lo suyo.
A principios de diciembre del año pasado, las y los diputados de la actual legislatura eligieron (¡finalmente!) a las dos personas que debían ocupar las dos sillas vacías en el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Puebla.
El 8 de diciembre uno de los aspirantes, Ernesto Cruz Flores, solicitó las evaluaciones de conocimientos que realizaron los diputados para definir primero las ternas y luego elegir a las dos mujeres seleccionadas.
Un mes después, el 11 de enero la diputada morenista Karla Martínez Gallegos, presidenta de la comisión de Transparencia, la comisión que llevó a cabo los trabajos de selección de candidatos, pidió una prórroga al plazo legal de 20 días hábiles para poder responder.
Es cierto, la petición está dentro de la legalidad, la Ley de Transparencia del estado permite la prórroga, pero vamos, tampoco es que la comisión trabaje mucho. De acuerdo con la página del Congreso han tenido cuatro sesiones de trabajo, y una de las cuales fue de instalación de la comisión; las otras fueron del proceso de selección y ya.
Y si bien se trata de un tema de esferas distintas, el poco interés en transparentar la información de órganos como el poder legislativo o el Ayuntamiento de Puebla al final son un reflejo de la política estatal, no olvidemos que la división de poderes es solo una simulación y que todo pasa por las decisiones del gobernador en turno, para bien o para mal.
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