El pasado domingo se anunció la muerte de Anne Rice y el mundo gótico sintió un escalofrío recorrer la nuca. La reina de los condenados, la madre de una generación de vampiros que en los setenta y ochentas renovó el panteón de muertos vivientes (Lestat, Louis, Armand et al), falleció de un derrame cerebral después de varios años de lidiar con la diabetes.
Nacida en Nueva Orleans, Anne Rice saltó a los estantes librescos con su Entrevista con el vampiro, novela que nos presenta a Louis y Lestat, un par de vampiros pop, lejanos del oscuro príncipe Vlad Tepes. Vampiros que son actores de teatro y presentan grandes producciones periódicamente. Vampiros que son estrellas de rock, pero también vampiros completamente sexuales y sensuales que cuestionan su propia inmortalidad. Vampiros más humanos, si es posible decir.
Y sí, los vampiros también mueren, y sus creadoras también. Adiós, Anne.
Va una canción, o dos o tres. Canciones, vampíricas por supuesto, para despedir a la reina de los condenados.
*Ilustración de portada: Gogo