Lado B
Mujeres, las más afectadas por el subempleo
En Puebla, de acuerdo con la ENOE, este tipo de empleo tuvo un crecimiento del 146 por ciento en el tercer trimestre de 2020
Por Fernando Merino Noriega @FerMerinoN
29 de noviembre, 2020
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Con la pandemia y la afectación que ha tenido sobre los sectores de industria y servicios, el subempleo registró un aumento exponencial, y aunque esta práctica ha ido creciendo año con año desde la reforma laboral del 2012, para especialistas la situación del empleo en México ha ido empeorando desde hace 30 años.

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Sin embargo, la subocupación ocasionada por la pandemia ha afectado más a las mujeres, pues en este sector de la población aumentó en 174.4 por ciento en el tercer trimestre de 2020, con respecto al mismo periodo de 2019, mientras que el aumento en el caso de los hombres fue del 130 por ciento en el mismo lapso. 

Mujeres, las más afectadas

Mariana* trabaja como creadora de contenido digital para varios medios de comunicación independientes. Ella es una de las 179 mil 573 mujeres en subocupación durante el tercer trimestre de 2020, que en el mismo periodo de 2019 eran 65 mil 427, de acuerdo con la ENOE. En comparación, los hombres que están subocupados pasaron de 113 mil 477 a 261 mil 764, en el mismo periodo.

Las afectaciones psico-emocionales también se han hecho presentes en la joven de 29 años, pues estuvo sometida a tanto estrés que llegó al punto de pensar en el suicidio, pero el apoyo de su hijo y su madre le han ayudado a mejorar su estado de ánimo, y aunque sabe que es necesario que acuda a atención psicológica y psiquiátrica: no cuenta con seguridad social y por su situación económica dicho servicio le es inasequible.

Desde antes de que iniciara la pandemia, Mariana ya estaba subocupada, pero con la llegada del virus la precarización laboral se vio acentuada, pues su salario en sí era bajo para las labores que tenía que desempeñar (investigar, redactar y supervisar la edición del contenido) y con la reducción también tuvo que recortar gastos para darse abasto. 

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La situación la obligó a buscar otra fuente de ingresos bajo el mismo esquema, lo que ayudó a mejorar su estado financiero, pero significó menos tiempo para ayudarle a su hijo con las clases en línea, que también han implicado una carga extra de trabajo durante más de nueve meses.

En modo supervivencia

Foto: StartupStockPhotos | Pixabay

*Gabriel conoce bien lo que es la subocupación: desde el inicio de la pandemia por COVID-19, en su empleo como editor de un periódico de la ciudad le redujeron la jornada de trabajo y por ende el sueldo, además le disminuyeron las aportaciones a su cuenta de Afore.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población subocupada la conforman “las personas ocupadas que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les demanda”, es decir, que tienen un trabajo de pocas horas o que ofrece una un sueldo insuficiente. 

Además, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en Puebla este tipo de esquema laboral creció de 198 mil 904 personas en el tercer trimestre de 2019 a 431 mil 327 en el mismo periodo de 2020, lo que representa un aumento del 116.8 por ciento.

Al principio, Gabriel imaginó que el cambio no duraría mucho tiempo, sin embargo, continúa trabajando poco y ganando poco. Esto le ha generado problemas de salud: en más de nueve meses de contingencia sanitaria ha ido al médico en tres ocasiones, la más grave fue cuando empezó a tener problemas para respirar y un fuerte dolor en el pecho: en todas las visitas le indicaron que sus molestias eran causadas por estrés. 

La falta de dinero, explica Gabriel, fue la causa de su estrés, pues si bien disminuyó su carga laboral, también decreció su poder adquisitivo, ya que su salario apenas le alcanza para pagar los servicios básicos, algo que le ha impedido cubrir otros gastos enfocados al bienestar, como el esparcimiento. 

Para remediar la situación, el joven de 26 años comenzó otro empleo administrando redes sociales en una agencia digital, igual por pocas horas al día y con un salario menor. Con ambos trabajos ha podido pagar sus cuentas y destinar un poco de dinero para otras cosas, aunque comenta a LADO B que su situación emocional no ha mejorado, pues ahora sólo tiene tiempo para trabajar

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Lo que ocurrió con Gabriel es que entró en modo “supervivencia”, explica José Leopoldo Castro, coordinador de la Licenciatura en Psicología de la Ibero Puebla, pues con una carga de estrés y de trabajo muy grande “ya no hay un disfrute de las actividades u otras cosas que puedan traer paz, alegría y que promuevan un desarrollo de la creatividad”. 

El psicoterapeuta menciona que México es el país donde más estrés se registra entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y que en gran medida es por las condiciones precarias de trabajo que viven las y los habitantes.  

Subocupación, un peligro para la economía

Foto: PxHere

El economista de la Ibero, Juan Carlos Domínguez Vargas, explica a LADO B que, con la llegada de la pandemia y la afectación de los sectores de industria y servicios, el subempleo registró un aumento exponencial, y aunque esta práctica ha ido creciendo año con año desde la reforma laboral del 2012, el economista considera que la situación del empleo en México ha ido empeorando desde hace 30 años.

De acuerdo con el seminario de Análisis Regional y Estudios Espaciales de la UAM, la reforma laboral de 2012 eliminó los obstáculos para que el libre mercado se encargue de asignar el empleo y determinar los salarios, pero no creó mecanismos de contrapeso para regular el mercado laboral y garantizar la seguridad social

Además, se introdujeron a la Ley Federal de Trabajo conceptos de contrato temporal y por horas, lo que provoca que las y los trabajadores no puedan cotizar las semanas necesarias para jubilarse y recibir su pensión.  

Razones por las cuales el trabajo por jornadas no completas creció de forma exponencial, ya que la ley sólo contempla exigencias mínimas para supervisar, no para garantizar, el respeto de los derechos de los trabajadores. La flexibilización del mercado de trabajo trajo consigo una reducción del costo salarial que afectó a la fuerza de trabajo y no a los empresarios.

Domínguez Vargas considera que para un país “es bueno tener empleo pero no es bueno tener subempleo [o subocupación]”, porque a menor cantidad de empleo hay una menor cantidad de dinero que se percibe, lo que puede tener efectos negativos en la economía ya que la circulación de efectivo se reduce. El número de personas desempleadas en Puebla también aumentó un 48.7 por ciento en el tercer trimestre de 2020, respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que el fenómeno de la subocupación también crece.

“Si la población no tiene buenos salarios eso va a repercutir en el consumo, y eso [genera] problemas para la economía (…). La precarización laboral ha ido en aumento, y mientras no se echen abajo las condiciones que permitieron a las empresas poder reducir sus costos [de contratación de personal y otorgamiento de prestaciones laborales] a través de lo que es la reforma laboral, eso no va a cambiar».

La subcontratación ha tenido efectos negativos en la economía de Puebla, y en México en general, pues las jornadas no son completas y por eso se han reducido las prestaciones de los trabajadores que por ley les corresponden, explica el economista. 

Y considera que es necesaria una nueva reforma laboral, y precisamente una ya fue  anunciada por Luisa Alcalde, secretaria de Trabajo y Previsión Social, aunque todavía no se conocen sus términos ni cómo podría cambiar la situación que se vive actualmente. El cambio, explica el economista, debe responder a las necesidades laborales de las personas no sólo que cuenten con educación superior sino de todos los niveles escolares.

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«Ojala sí haya una reforma que garantice los derechos que los trabajadores ahora ya no tienen, y que le permita a la población vivir mejor de como lo hacen ahora. México es uno de los países de la región que tiene salarios más bajos, y si esa situación continúa, la precarización laboral también lo hará».

Además, agrega que la política económica estatal se debe enfocar en la recuperación de salarios, desarrollo de infraestructura y desarrollo local para fomentar la inversión de empresas que puedan dar mejores condiciones laborales, pero deja claro que eso dependerá de un marco reglamentario que obligue a las empresas a brindar  las condiciones necesarias para reducir la subocupación. 

 

*Nombres ficticios cambiados a petición de los entrevistados

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Autor Lado B
Fernando Merino Noriega
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